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Pico analizan.......Conejo fue malo, no solo de nombre, la gente gozó, pero…
Espectáculo La puesta en escena de Debí tirar más fotos, comienza con impactantes momentos. Efectos, luces, música con orquesta. Bailarines. Y por supuesto… Bad Bunny.
El triunfo de la música urbana debe verse con la misma acritud con que muchos vieron en Europa la conquista por parte de los árabes, algo que parece repetirse. Y que Bad Bunny sea el artista más importante del siglo XXI -según el camarada Billboard-, es una señal de la decadencia que significa el cambio de Era en que nos encontramos: el salto al vacío hacia un algo que desconocemos.
“Debí tirar más fotos” es el disco más interesante de Benito. Trabajar las raíces rítmicas nacionales de Puerto Rico en una nación orgullosa de su cultura y carente de país (es un Estado Asociado), va dirigido a estremecer las fibras más sensibles de los boricuas. Y lo logró. En el país que ha parido voces como las de Danny Rivera, Andy Montañez, Gilberto Santa Rosa, Ismael Rivera, Marc Anthony, La India, José Feliciano, Cheo Feliciano, Ismael Rivera, Pete “El Conde” Rodríguez, Olga Tañón, Manny Manuel, entre muchos otros, que un sin voz como Bad Bunny sea el rey es… patético.
Por eso, la puesta en escena tenía que ser y lo fue, espectacular, con una tecnología de vanguardia en cuanto a diseño de luces. Fastuoso, magnífico, delirante. Ese efecto inicial en las luces como si de un teclado de piano se tratase cuando pasas boca arriba tres dedos de la mano derecha de izquierda a derecha… ¡Ufff! Los disparos cruzados de rayos lázer, de lado a lado del estadio! Todo cuidadosamente diseñado, para que brille, no la música, sino lo mediocre, lo vulgar, lo banal y la reversión de valores y principios cristianos. como lo válido.
Vamos al grano
El primer segmento fue no solo el mejor, sino el exoesqueleto que se echó el show a la espalda.
La salida de Benito fue apoteósica. Un cuerpo de baile de 25 almas, una orquesta salsera con excelentes músicos y cuatro tocadores de plena, sirvieron de colchón perfecto para todo lo demás que sucedió.
Las imágenes de pantalla, tan nítidas, casi seguro fueron hechas con cámaras de cine. Benito, el salsero, enfundado en un traje bombacho de inicios de los 60. La Mudanza. Después dos o tres cambios más de vestuario.
Hizo Callaita, con fuegos de artificio. Una mujer al contrabajo (rareza); en las congas un moreno bajito con trenzas largas y barbilla con tinte de cabello cano. Todo bien. Muy bien. Suena una descarga de cuatro puertorriqueño y canta Pitorro de coco. En Wueltita cantó con Chuwi (la telonera). Después el Conejo hizo, bastante bien (de lo mejor) un bolero, Turista y Baile inolvidable (exclusiva en el país, con el Apechao al piano). NUEVAyOL, con efectos y fuegos artificiales y 25 bailarines en escena.
Presentó la orquesta. Entre otros Cristal Santana en el bajo, al piano Sebastián Torres, Julio Gastón en las congas (desde Loisa), Edgar Salamá en las pailas.
Ahí vino la transición hacia La Casita, en el otro extremo del estadio Olímpico Félix Sánchez y a ras del suelo. Y ahí comenzó a caerse el espectáculo que era visto por 50 mil almas. Los temas urbanos fueron interpretados con pista (¿con pista? ¿Un show que cuesta dos millones de dólares?).
Allí en La Casita, la gente de la Casa de Alofoke 2, Santiago, fueron parte de la escenografía. Bad Bunny cantó VeLda; Titi me preguntó; y Neverita, ésta con la melodía de Chica de Ipanema (de Tom Jobín y Vinicius de Moraes). Después siguió con Si veo a tu mamá, Me porto bonito. No me conoce (remix); Bichiyal; Yo perreo sola; Efecto; Safaera; Diles; Mónaco (Demaga ge. gi, go, gu con El Alfa en pista).
Safaera, prohibida en la radio y la televisión dominicanas por su “alto contenido obsceno” y sexual.
Aparecieron los pleneros. Hizo Café con ron, y dejó a Los Pleneros de la Cresta, en La Casita, cantando Ábreme paso. Mientras Santiago, La Fruta y ven subiendo que no le Vamo a bajar… Los Pleneros de la Cresta cantaron con Bad Bunny Café con Ron y ya solos Ábreme paso, mientras Benito era trasladado al escenario principal y un futuro Benito anciano, recordaba al de antes.
Allí también fue Bad Bunny con pista. Aunque el show caía el público anestesiado no notaba. Benito Martínez Ocasio, rodeado de bailarines hizo Ojitos lindos (la que grabara originalmente con Bomba Stereo), La Canción, Kloufrens, Dákiti y El Apagón, donde ocurrió el gran momento que levantó el show de nuevo: apareció Romeo Santos, bajo un sombrero rural boricua, quien le advirtió a Benito: “¡RD es el final!”. “Quédate en tu viaje / que cuando aterrices/ nadie va a aplaudir…” cantaron la nueva bachata juntos. Bad Bunny siguió aún con DTMF (Debí tirar más fotos) y EOO.
En verdad fue un show grandioso, porque tuvo al público en el bolsillo. Pero este tipo de conciertos no debería hacerse con pista. Y cuando un arqueólogo del futuro compare los cantantes y a Bad Bunny se preguntará si acaso estábamos locos. ¡Pues sí!
Sobre la presencia de menores de edad
Se pudo apreciar a numerosos niños y adolescentes en el estadio. Algunos de ellos dormidos en los hombros de sus padres. Este tipo de eventos es exclusivamente para adultos, y por lo tanto están prohibidos para menores de edad. Sus padres son los responsables, y claro, las autoridades también. La policía debe estar atenta a que este tipo de cosas no ocurra. Los niños además de su vulnerabilidad en caso de una avalancha de público, o que se extravíen, son esponjas que recogen toda la negatividad de los mensajes, desde el lenguaje obsceno hasta las invitaciones, muchas veces veladas, al consumo de estupefacientes. Hay que poner un stop a la presencia de niños y adolescentes en este tipo de shows.
Fuente: El Caribe